Uno de los problemas que plantean las energías renovables es el que se refiere a su almacenamiento. Está claro que el viento o el sol no pueden abastecer continuamente de energía a los dispositivos eólicos y solares, y ello porque el sol no brilla a todas horas de manera análoga a como el viento no sopla en todo momento. Pues bien, hay varios proyectos en marcha que se proponen encontrar la forma de almacenar los excedentes de este tipo de energías mediante el uso de sales fundidas.
Mediante el calor producido por el sol, se funde la sal que a su vez genera vapor en contacto con el agua. Con ese vapor de agua se utiliza para mover unas turbinas y así producir electricidad. De esa manera la sal genera calor incluso en ausencia del sol. El sistema que hemos presentado es el que hace funcionar las centrales solares térmicas, cuyo mecanismo principal consiste en un intercambiador de calor que transforma las sales fundidas en vapor. Las sales tiene la virtud de conservar el calor durante largos períodos de tiempo, lo que las hace muy eficaces en la generación de energía más allá de la incidencia del sol.
Así y todo, aún tendremos que esperar un tiempo para que esta tecnología se desarrolle de tal modo que alcance niveles de eficiencia energética y rentabilidad económica.
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